miércoles, 31 de enero de 2007

Nueve miembros del Mediterráneo refuerzan al equipo de El Candado

Los regatistas, que agotan su estancia en el optimist, cambian de club para enrolarse en clases de categoría juvenil y no pasar al snipe Las partes aseguran que la fuga obedece a una cuestión «deportiva»

JOSÉ ANTONIO GARCÍA-CS/MÁLAGA (Diario Sur)

LOS REGATISTAS
Optimist: Julia Navarro, Fernando, Carmen y Alfredo Dávila Ponce de León.
420: Álvaro García del Valle, Juan Navarro, Julia y María Jesús Dávila Ponce de León.
Láser 470: Pablo Navarro.

Una ex flota de nueve miembros del Real Club Mediterráneo refuerza desde hace algunos días al equipo de regatas de El Candado, que reactivó la vela en 2006 con la apertura de una escuela municipal. El traslado, según pudo conocer este periódico, se produjo como consecuencia del interés de los deportistas por practicar algunas categorías de este deporte no incluidas en el proyecto de trabajo del Mediterráneo, como el láser 470 y el 420, una vez completado el ciclo del optimist, el primer escalón de la formación. Este equipo de regatistas no ingresará en la escuela municipal, sino que directamente reforzarán al equipo de competición de El Candado.

Quien tuteló el cambio de club de los regatistas fue Juan Navarro, ex responsable de vela ligera del Mediterráneo y todavía socio del club. Explica Navarro que el cambio sólo obedece a una razón, «puramente deportiva». Los deportistas apuran su estancia en el optimist y pretenden practicar otra clase de la vela juvenil y no directamente el snipe, «la que nos ofrecía el Mediterráneo y que nosotros convenimos que suponía un salto demasiado grande», según Navarro. Algunos de estos nueve niños ya trabajan de lleno en estas nuevas clases, aunque todavía por edad pertenezcan al optimist. «Reclamábamos clases intermedias antes de ocuparnos del snipe, que considero que les queda muy grande a estos niños», asume Navarro.
Versión del Mediterráneo
La apuesta del Real Mediterráneo en este sentido es clara. Fuentes del club coinciden en esa versión de Navarro para explicar la fuga de los regatistas a El Candado, aunque aseguran que uno de los motivos expuestos también por Navarro a la hora de anunciarla, además de eludir el desembarco en el snipe, fue la «creación» de un nuevo club. «Esto lo consideramos muy bueno, la verdad, porque favorece el fomento de la vela, pero hasta la fecha no existe ningún nuevo club, que nosotros sepamos». Desde el Mediterráneo insisten, eso sí, como el ex responsable de vela ligera, que la marcha obedece «única y exclusivamente» a criterios deportivos.

En el otro lado está El Candado, el club que se ve favorecido por la irrupción de los nueve regatistas. Sencillamente porque alarga su equipo de competición y porque, sobre todo, refuerza su apuesta por la vela, uno de sus grandes objetivos en 2006, satisfecho en parte con la puesta en marcha de una escuela municipal patrocinada también por el Ayuntamiento. Los nuevos deportistas inauguran alguna categoría con la que el club no contaba en un principio, «pero que no le ha importado estrenar por el bien de su proyecto». Este era el motivo precisamente del traslado: practicar unas modalidades que el Mediterráneo no contempla, expone Navarro.

El Candado y el Ayuntamiento, a través de la Fundación Deportiva, alumbraron en 2006 una escuela municipal que alista en la actualidad a unos 40 niños de 6 a 11 años. Juan Sánchez es el monitor. Las clases se desarrollan los fines de semana y la temática no excede de la fase de iniciación. No era la primera vez que el club afrontaba un proceso de renovación de este deporte. Esta vez al menos lo hacía de manera voluntaria, no como en 2001, cuando el cierre del puerto desbarató cualquier plan respecto a la vela. En cualquier caso, por aquello de que los nueve regatistas procedentes del Mediterráneo están ya formados, pasan directamente al equipo de competición.

Los niños, por su parte, están satisfechos con el cambio. Coinciden en explicar que no se trata por el traslado a otro club. Es más, muestran su agradecimiento al Mediterráneo, «donde aprendimos todo lo que sabemos y siempre nos trató con buen gusto», alegan como gesto de sinceridad.